Desde este modelo, el terapeuta es un acompañante, presente, detrás de la experiencia del cliente, que es quien dirige su propio proceso. Con las herramientas adecuadas, el cliente puede observar, sanar e integrar para descubrir quién es realmente..
En el Método Aleceia pone énfasis en dos aspectos fundamentales para llevar a cabo el proceso de psicoterapia en la persona.
Por un lado, la misma capacidad de sanación que tiene nuestro cerebro. Es el cerebro quien se sana a sí mismo, si le proporcionamos las condiciones apropiadas.
Del otro, la importancia de la relación entre terapeuta y cliente. El terapeuta se convierte en un agente que propicia la corregulación necesaria antes de la autoregulación. Conceptos como la presencia y la sintonía son fundamentales en este enfoque. Posamos énfasis lo la relación terapeuta-cliente de forma que en unas condiciones de seguridad y calma, es el propio cerebro del cliente quien puede elaborar y reprocesar aspectos enterrados de su experiencia que impiden que la persona pueda vivir en un Yo coherente y organizado. Aquí, la conexión con nuestro ser esencial es básica por el proceso de sanación y recuperación del bienestar.